miércoles, 23 de abril de 2008

Mi historia de vida

Alejandra Kolman (estudiante del ISEF)
Prof. Fernando Acosta (núcleo de investigación)

De mi historia de vida me voy a detener en las características principales de diferentes etapas vividas. Esto es, cómo se ha ido construyendo mi sistema de creencias y valores actual acerca de la Educación Física; en qué contextos se ha ido formando; y por qué y qué personas o momentos han influenciado significativamente en mi desarrollo personal a la hora de la elección de la carrera.
Momentos de búsqueda y decisión: elección de la carrera.
Mi procedencia socioeconómica de clase media, de una familia de clase trabajadora, ha hecho que le dé importancia a valores como la responsabilidad y el esfuerzo, características que me transmitieron mis padres. Para ellos, el estudio ocupa un lugar privilegiado, ya que en la sociedad en la que vivimos o nos desarrollamos sin estudio “no sos nadie”. Así, antes de terminar el secundario, se me plantearon muchas dudas con respecto a la elección de una carrera universitaria, cosa que no creo fácil, pero que a la vez, es un paso muy importante.
Cuando termino el secundario (citar año) se vivía en el país un ambiente de inestabilidad económica por la suba del dólar. Este ambiente me condiciono a estudiar una carrera que se encontrara en Santa Rosa (La Pampa), cuidad en la que nací junto a mis padres y hermanos; actualmente vivo en General Pico.
Por un tiempo me dediqué a buscar información sobre todas las carreras que tenía disponible, al ver que no me interesaba ninguna, decidí optar por una que podía tener más salida laboral. Así, elegí Analista en Sistemas que era una carrera corta de tres años.
Con el paso del tiempo, me doy cuenta de que en realidad no era fácil estudiar algo que no te gusta; aun así decidí seguir adelante, llegué a sacar tres finales pero igual esto no era suficiente. De esta manera es cuando decido finalmente decirles a mis padres que esta carrera no me gustaba y que tenía ganas de abandonar. Estos se volvieron como locos porque no podían entender cual era la causa, fundamentalmente porque no me iba mal. Este período fue muy difícil, ya que sentía que había defraudado a mis padres y no se lo merecían.
A mí también me fue difícil asumir esto pero creo que a la vez me dio un poco de fuerza y opté por estudiar lo que en realidad me gustaba, que era Educación Física, carrera que sin darme cuenta siempre estuvo presente en mi memoria.
Algunas experiencias de mi infancia y adolescencia
A mi infancia la puedo destacar como un período muy feliz rodeada de las personas que quiero.
Una etapa de muchos juegos, los cuales compartía con mi mamá. Con ella jugaba a la muñeca, también me hacía la ropita para ellas. Jugaba además con mi hermano dos años menor que yo, juntos disfrutábamos de las tardes con una diversidad de juegos:
o la bolita, en la que hacíamos un hoyito, al que llamábamos “oki”. Para poder darle comienzo, teníamos que arrimarle las bolitas lo más cerca posible y de esta forma el que quedaba más próximo, comenzaba con el juego que consistía en sacar a todos tus compañeros;
o los autitos, este juego en su mayoría terminaba con algún autito con alguna rueda menos ya que al siempre los chocábamos, hasta en algunas oportunidades terminábamos con algún dedo machucado;
o hacer chozas, que era muy interesante y requería de un intenso trabajo de recolección de cañas extraídas del terreno vecino, hacer pozos para enterrar y atarlas, delimitarlos espacios, lo que nos llevaba mucho tiempo y cuando terminábamos de armar todo ya no teníamos más ganas de jugar o mi mamá nos llamaba adentro y dejábamos un desastre el patio de mi casa;
o tortas de barro, eran mi especialidad más aun cuando había alguna loma de tierra, hacía una lomita y en el medio una ollita en la que agregaba agua de a poco, hasta que veía que se consumía y comenzaba a darle forma, hasta que mi hermano me la destrozaba o pisaba y comenzaban los conflictos;
o la mancha, tan conocida por todos, a la que jugaba con mis amigos del barrio, era una de mis preferidas por el hecho de que es muy activa y entretenida. La mayoría de las veces salía ganando;
o la escondida, sin duda alguna el mejor juego de mi infancia; la practicábamos a la tardecita ya que oscurecía y no era tan fácil que te atrapen. Recuerdo que en algunas oportunidades, cuando delimitábamos los espacios siempre alguno se pasaba, con intenciones o sin intenciones.
Creo que todas estas experiencias de juego me ha facilitado un buen desarrollo corporal para posteriormente jugar algún deporte, ya que mucha de las habilidades que sin querer uno desarrolla jugando, luego las traslada a muchas situaciones en diferentes deportes.
La Escuela “nuevas experiencias y amigos”
A los 5 años de edad empecé el jardín de infantes en la Escuela Nº 95. La escuela donde funciona el Jardín está ubicada en la periferia de la ciudad, a la cual concurren niños de clase media en su mayoría.
En las clases de Educación Física, tenía un profesor varón que nos hacia trabajar o jugar con pelotas, cintas de colores, aros y a juegos populares como la mancha pelota, al huevo podrido. La relación con el profesor era buena. Recuerdo querer siempre hacer las cosas bien para tener su aprobación que, en este tiempo, era muy importante ya que te hacía creer o pensar que eras el mejor!!!
Con respecto a los años posteriores, no recuerdo mucho, seguía teniendo el mismo profesor, jugábamos al delegado, a la muralla, a la mancha pelota, a la carretilla, al caballito; en este último juego teníamos que llevar a un compañero y recuerdo que estaba bueno, pero yo era tan grandota que nadie me podía llevar.
A los 11 empecé sexto grado y este fue el último año que estuve en esta escuela debido a que se implementó el Tercer Ciclo, y nos transfirieron a la escuela Agrotécnica porque nuestro colegio no estaba terminado.
En las clases de Educación Física jugábamos al softbol, fútbol ya que teníamos mucho espacio verde. Este fue el ultimo año que tuve clases mixtas que siempre me parecieron mejores.
A los 13 años empecé octavo grado, en la Unidad Educativa N°1. En este establecimiento practicábamos deportes en las clases de Educación Física como voley, básquet, balonmano, cosa que no era muy divertida porque las compañeras que tenía eran muy maleducadas. Con respecto al profesor, no intervenía en nada y para nada; además yo no tenía buena relación porque siempre me exigía el doble que a mis compañeras, además me trataba mal, ya que él justificaba en que yo siempre había realizado deportes y también porque en ese momento yo justo había ingresado a la selección de básquet.
A los 15 años empecé a estudiar en la escuela Epet N°1. En este año cambio todo, tenía clases todo el día, por la mañana las materias teóricas y a la tarde los talleres prácticos, más responsabilidades y eran otras las clases sociales que asistían. En Educación Física jugábamos al fútbol y al básquet, pero más que nada al voley. También nos hacían realizar abdominales, flexiones de brazos. En el último año, recuerdo jugar al softbol.
Las experiencias en el club
A los 9 años empecé a jugar al cestoball en el club General Belgrano, que en su momento era uno de los mejores. Elegí este deporte porque una prima lo hacía y como siempre hablaba me llamó la atención. Me acuerdo que jugaba en la posición de ataque y gracias a esto realicé varios viajes, como por ejemplo, a Ingeniero Luiggi y General Pico. De estas experiencias recuerdo los nervios, sentirme mal si no me salían las cosas como yo quería, por lo que a los trece años deje de jugar al cestoball, porque me aburrí, además me cansó la presión de los partidos. No me sentía muy bien con el grupo de compañeras que tenía, ya que como era muy alta jugaba en categorías más grande y la mayoría de las chicas creían que les quitaba el puesto.
Un profesor de los que tuve en séptimo grado me invitó a hacer atletismo, practicaba lanzamientos de bala y disco, porque decía que tenía condiciones para hacer estos deportes. Siempre me enseñó de lo simple a lo complejo (cuando digo esto podríamos analizarlo bajo un método conductista).
Entrenaba tres veces por semana y dos horas en cada clase, siempre buscaba de mi parte buenos resultados. Si bien no tenía torneos muy seguidos -creo que es porque no es un deporte al cual se le da mucha importancia- y cuando había uno andaba bastante bien; encima no había chicas de ni categoría y siempre me tocaba con las más grandes y salía siempre segunda.
En ese momento yo sólo quería ganar, y no me daba cuenta de que en estos deportes lleva mucho tiempo para poder avanzar en distancia, pero la verdad que la experiencia fue muy buena. Después de un tiempo empecé a practicarlo y me gustó mucho; lo practiqué durante tres años hasta los quince, deje de hacerlo porque me aburría. Creo que mi profesor era una excelente persona con el grupo, fue el único que hacía muchas cosas por nosotros, siempre tenía en cuanta los que nos pasaba, esto en muy importante.
A los 18 años empecé a jugar al voleibol, deporte que sigo haciendo y me encanta, esto me llevo a conocer a muchas personas que hoy en día, son mis amigos. En la temporada de verano jugábamos torneos de beach voley.
Ante la pregunta ¿Por qué elegí estudiar Educación Física? Teniendo en cuenta lo relatado hasta aquí, puedo decir:
· Mis experiencias vividas como deportista que en su mayoría fueron buenas, pero no en todos los casos gracias a los profesores si no al grupo con el cual compartía
· Otra de las cosas más interesantes fue el hecho de que siempre me gustó enseñar; cada vez que ingresaba alguien al grupo o deporte que yo practicaba me interesaba acercarme y ayudarlo para que se incluya como uno más, debido a que en su mayoría los profesores poca importancia le daban a estos, este es uno de los puntos que yo creo más importantes, ya que que lo que me llevó a adoptar esta actitud era el hecho de que siempre me costó adaptarme a los grupos cada vez que cambiaba de deporte.
Siempre me imaginé dirigiendo una clase de Educación Física o deporte.

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