miércoles, 23 de abril de 2008

Recreo… ¿Momento de tensión o alivio?

Verónica Lorena Gatica
En realidad, mucho para contar no tengo, o será que ante la inmensidad del papel, uno se bloquea y todos los recuerdos o situaciones que se viven en cada una de las escuelas por las que pasa, desaparecen…
O quizás, uno piensa que son insignificantes y ante ese pensamiento, las palabras con las que serían contadas sonarían vacías.
Uno vive tantos pequeños momentos en cada Institución, que hacen a la felicidad o mal momento, que a veces casi ni se registran… o sí.
Buscando en los recónditos lugares de mi cabeza, uno apareció…
No será novedoso, y menos en estos tiempos, pero nunca lo había visto tan de cerca. Creo que aún hoy, no puedo entender donde se produjo el quiebre, la brecha que separó tanto el tiempo en el que nosotros íbamos a la escuela…con el tiempo actual. ¿Es posible tanto cambio? ¿Cuándo pasó? ¿Cómo?
Tarde de Mayo, primer recreo, estábamos con la docente que era mi paralela, cuidando la galería. Todos estaban jugando en los patios y unos pocos en la cola del kiosco, esperando que otra maestra los atendiera.
De repente, “¡Un portazo!” La puerta de entrada de la escuela, casi fue arrancada. Una “señora” gritando, insultando. Era la madre de un alumno de 6to, que venía enfurecida; sus ojos desorbitados, su apariencia física en general, daba “cosita”. Ella iba en búsqueda de “mi paralela”.
Cuando quedó frente a nosotras dos, su mirada realizó un registro rápido del lugar y quedó clavada en la pobre chica que estaba a mi lado. Mirándola fijamente, descargó sobre ella, todos los insultos que tenía en la cabeza… y en la lengua. La amenazó, de arriba a abajo y si no la hubiésemos corrido con la docente que estaba en el kiosco, su puño “grande y fuerte” hubiese dejado sin mandíbula a mi pobre paralela.
Los niños que estaban ahí, la miraban perplejos, algunos alentaban la pelea, otros murmuraban entre ellos.
Cuando se “calmó” en cierta medida, esta señora, le preguntamos cuál era el motivo por el cual estaba tan enojada: ¿Qué contestó? :
-…”Esta rusa (porque mi paralela es rubia…) quiere sacar al Iván de la Bandera. Se mete con el chico porque lo tiene entre ceja y ceja, pero conmigo no va a jugar, y menos con el chico!...”
Luego que respiró, siguió diciendo…
-…” Además no sé que se cree esta tipa, si es una suplente cualquiera, esta un tiempo y se va, cuando venga la titular…”
Luego, pidió retirar al niño, y se fue como vino.
Mi paralela, se descompuso, le subió la presión, y la tuvimos que llevar a la sala de maestros por un buen rato…
Después de toda esta situación, yo me preguntaba…
¿Valió la pena pasar ese mal momento? ¿Quién nos protege a nosotros los “docentes” de estas situaciones?
¿Qué podemos pretender de los niños, cuando en la casa no tienen los ejemplos necesarios para convivir respetuosamente con los demás?
Educar es hermoso, pero tiene ese desafío. Interesante para reflexionar, ¿no?

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