miércoles, 23 de abril de 2008

Pregunta confusa

Griselda Rausch
Era la maestra de séptimo A” y séptimo “B”, turno mañana. Segunda semana de clase.
Ese día había decidido hacerlos leer.
Entro al aula .Observo .Unos conversaban .Otros escribían en el pizarrón. Dos o tres estaban leyendo una revista.
Saludo.
Todos contestan cordialmente.
Me acerco al escritorio y dejo mis cosas.
Les pido que se ordenen y ubiquen cada uno en su lugar.
Saco los libros y carpetas del bolso.
Pido a uno de los alumnos que pase a leer un párrafo de un texto.
Lo escuchamos y luego comentamos sobre lo leído.
Luego pasa otro y realizamos lo mismo.
Al terminar este chico pido a Graciela que pase a leer.
Era una chica nueva en el grupo; de la que no conocía demasiado su historia. La había observado los días anteriores y noté que era algo timida, que no se integraba con el grupo.
Tal vez porque no los conocía, o tal vez porque era su forma de ser.
Comenzó a leer. Su voz era armoniosa, clara, leía con una expresión certera, no vacilaba en ninguna palabra.
Leía bellísimo.
Cuando termina le digo.
-¡Qué hermoso lees! ¿Lees mucho?
-Si.-me contesta.
-¿Y que lees?
-Diarios, revistas, libros, lo que esté a mi alcance.
-¡Qué bueno!- la animé-¿Y cuál fue el último libro que leíste?
-Mascarada de amor- me contesta muy segura.
-¿De quién es el libro?- pregunté, sin pensar en como había realizado dicha pregunta.
-Mío- me contesta inocentemente.
Todo el grupo comienza a reirse y Graciela toma en su carita un leve color rosado.
Se sienta y se pone a llorar.
Pensé, ¿qué hice mal?, entonces rápidamente le digo.
-Perdonáme, no llores, yo hice mal la pregunta ¿quién escribió el libro?
-¡AAH!-me dice con los ojos llorosos- quién lo escribió no me acuerdo, pero que el libro es mío, es mío.
Después de esta experiencia pienso antes de realizar una pregunta porque muchas veces esperamos una respuesta
Y no nos damos cuenta que el que nos oye tal vez la interpreta en otro sentido y puede causar confusión o malestar.

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