miércoles, 23 de abril de 2008

Un triste relato

Bibiana Rausch
Transcurría el año escolar.
Maestra de segundo año, turno tarde.
El grupo no era numeroso, pero diverso.
Era el primer día después de las vacaciones de invierno.
Después del saludo diario a la bandera, entramos al aula.
Todos eufóricos conversan entre si.
Saludo.
Responden cordialmente.
Me acerco a cada uno, le doy un beso y le deseo feliz retorno a clase.
Pregunto: -¿Como han pasado sus vacaciones?¿Qué hicieron?
Martina responde: -Yo Salí con mama y mi hermano de paseo, fuimos al cine, vimos dos películas, exclama con alegría.
Joaquín cuenta: -Yo fui al campo, con mi papá y le ayudé a trabajar.
Franco: -Acompañé a mi papá en los viajes que realizo con su camión .Fuimos a Córdoba y Buenos Aires.
Así uno a uno cuenta lo que hizo en las vacaciones.
De pronto Mauri se para y dice: -Ahora les voy a contar algo yo.
Se adelanta, apoya su cuerpecito contra el pizarrón, su cara expresa tristeza……comienza a hablar: -Anoche mi papá, me tomo por el cuello. Me decía ¡te voy a matar! ¡Te voy a matar! Él me quería ahorcar. Ahora yo no lo quiero más…
Sus ojitos llenos de lágrimas, consternado.
Todos escuchábamos azorados y en total silencio, un silencio respetuoso raro en ellos.
Me acerco, lo abrazo y le digo….-Bueno Mauri, tal vez papá estaba enojado. No te quiso hacer daño.Seguro que no lo hará más.
Después de este hecho pienso en el actuar diario de este pequeño.
Su falta de interés. El no poder estar quieto.
Sus reacciones: cuando pega a sus compañeros.
Golpea la mesa con sus manos enojado.
Tira su cuaderno, su cartuchera…
Estar constantemente a la defensiva
Cómo no actuar así con tanto dolor a cuesta con tantos moretones en el alma.
Aun pasado el tiempo recuerdo vividamente el rostro de mis pequeños ante tal relato…..

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